Para mí, un retiro es crear un mayor espacio en mi interior.
En nuestras ajetreadas agendas diarias, los desplazamientos, exigencias y compromisos hacen que lograr encontrar tiempo para meditar sea todo un logro de motivación y disciplina. En nuestra vida cotidiana, la mente suele tener demasiada actividad, demasiados diálogos internos, demasiado ruido como para ver con claridad, y éste es parte del problema. No somos capaces de ver la solución a nuestro malestar porque somos parte del problema, estamos dentro de él y se vuelve necesario tomar distancia.
Ir a un lugar retirado de tus actividades cotidianas, de tu gente, de tus interacciones habituales, es crear un espacio en el que poder calmar tu cuerpo y tu mente, pero sobre todo tu habla interna. Es hacer espacio para el silencio, el Noble silencio, el que aparece cuando sales al encuentro de ti mismo/a con una actitud de aceptación y curiosidad, cuando dejas de buscar resultados y te abandonas a la contemplación, a ser, a dejar que la realidad te atraviese.
Y, en ese preciso instante, cuando dejas de buscar resultados te encuentras a ti mismo. Encuentras modos diferentes de relacionarte contigo y con tu entorno. Descubres la oportunidad de una nueva mirada armónica que te posibilite realizar los cambios y ajustes funcionales que tu día a día necesita. Lejos de la agitación, el silencio, la serenidad y la calma mental, te permiten dirigir tu mente hacia un modo de vida pleno.
De esta manera, tomar distacia y retirarse no es abandonar, es tomar perspectiva para descansar y tomar fuerzas, para profundizar en ti y conectar con lo esencial. Abandonando lo prescindible, entrenamos nuestra mente en lo verdaderamente importante.
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