Belén Colomina, psicóloga sanitaria, psicoterapeuta humanista y autora de libros de psicología y meditación, nos anima con su libro El poder sanador del silencio a transformar nuestra mente y alcanzar el bienestar a través de la meditación, a «reestablecer el equilibrio y la calma interna» y a vivir la meditación como «una experiencia» y no como un resultado.
Pregunta: ¿Cuál es el momento oportuno para empezar con la meditación o el mindfulness?
Respuesta: Yo creo que cualquier momento es bueno para empezar. Pero, sobre todo, cuando empieces a sentir que tu vida funciona más en piloto automático, cuando empiezas a sentir los síntomas del estrés, de la ansiedad o el sufrimiento. Todos los síntomas de estas sensaciones podemos sentirlos en cualquier momento de nuestro día, por lo que cualquier momento es bueno. Es mejor empezar con la meditación para entender nuestra mente y adquirir estrategias y herramientas para aliviar el sufrimiento diario, que es inherente, a empezar con medicación para aliviar los síntomas.
P: ¿En qué momentos de nuestro día podemos practicar el mindfulness?
R: Existen dos formas de meditar: la meditación formal y la meditación informal. La meditación formal es aquella en la que te reservas un tiempo al día y un lugar para realizar la meditación. Por otro lado, la meditación informal consiste en hacerla a la vez que cualquier actividad diaria, ya puede ser mientras comes o paseas, de esta manera sentirás que no las haces en piloto automático, sino que eres consciente de las sensaciones de tu cuerpo.
P: ¿Cómo calmar nuestros pensamientos cuando empezamos a meditar?
R: La propia persona es la que intenta regular sus pensamientos para adquirir la calma mental. Podemos usar la respiración o llevar mi atención a un objeto más estable que estabiliza y equilibra la mente.
P: ¿Cuáles son los beneficios de la meditación en el día a día?
R: Hay muchos beneficios tanto a nivel físico como a nivel psicológico y a nivel de relaciones. Pero uno de los beneficios más importantes es el alivio del sufrimiento en el día a día. Te permite estar en el momento presente, alivia el estrés, reduce la ansiedad, aumenta la empatía, aumenta la compasión. En definitiva, transforma tu mente, porque aumenta la conciencia reflexiva y, por consiguiente, disminuye la conducta reactiva de impulso, que te lleva a cualquier estímulo aversivo.
También te ayuda a planear el día, a resolver problemas diarios de una forma más consciente y constructiva, te ayuda a vivir en equilibrio, a atender y ser consciente de las sensaciones de tu cuerpo y a entenderse de una manera armónica. Al final, puedes armonizar tu vida porque puedes hacerlo también con tus relaciones, tus valores y tu mente. El objetivo final es ser consciente de tu vida y manejarla, no que la vida te lleve a ti.
P: En el libro hablas mucho de transformar la mente, ¿cómo ocurre este proceso?
R: Cuando adquirimos determinadas habilidades, nuestra mente es como cualquier músculo de nuestro cuerpo. Entonces desarrollamos la atención y las funciones ejecutivas del lóbulo frontal; disminuye las zonas activadas al sistema de amenaza o del sistema de alerta. Transforma, en definitiva, muchos de los mecanismos mentales a favor de muchos mecanismos reguladores. Aunque no vemos lo que ocurre en nuestro cerebro, sí ocurren cosas positivas, que nos benefician en el día a día.
Tampoco nos damos cuenta de cómo la estructura de nuestro cerebro cambia como consecuencia del estrés, que genera mucho cortisol. Con la meditación conseguimos regular esta hormona, además de ver las preocupaciones de la vida de otra manera.
P: ¿Hay una relación directa entre el mindfulness o meditación y el budismo?
R: La meditación es el gimnasio de nuestra mente; consiste en familiarizar a nuestra mente con estados virtuosos y, en la tradición contemplativa, tanto el budismo como muchas religiones usaban la meditación adaptada a la religión.
La ciencia ha demostrado que la meditación sirve para cualquier persona. Nosotros mismos la hemos usado sin ser conscientes de que estábamos usando esta herramienta, al igual que lo han hecho muchas religiones, no solo el budismo. Por lo tanto, es una herramienta laica; no está relacionada ni vinculada con la religión, pero sí la religión la ha usado.
P: ¿A quién va dirigido el libro?
R: El libro lo pueden leer personas que se van a iniciar en la meditación, porque explico los pasos para hacerlo y hay un programa de meditación para empezar a entrenar la mente. No obstante, si ya estás iniciado en la meditación, hay una segunda parte en la que profundizo el entendimiento de los patrones de nuestra mente, el sufrimiento y cómo aliviarlo.
El libro está basado en la meditación y en la psicología, pero también en mi experiencia como psicóloga. Con mis pacientes veo cómo la meditación ha hecho efecto en su día a día. Este libro lo recomiendo, por tanto, a todas las personas.
Una larga experiencia en la meditación
P: ¿Cuándo empezaste a meditar?
R: Medito desde hace muchos años. Cuando era pequeña hacía artes marciales y empecé a meditar sin saber que lo estaba haciendo. Cuando fui adulta me di cuenta de que me había ayudado y, a la vez que estudiaba psicología, empecé a formarme e instruirme en la meditación y en el mindfulness. Entonces llevo más de 15 años de profesión y de práctica de la meditación.
Con este instrumento he podido curiosear y entender el mecanismo del funcionamiento de la mente humana. La mente es un laboratorio exquisito y necesario para comprender el sufrimiento y entender los mecanismos de cómo aliviarlo.
P: ¿Las personas pueden sentirse estancadas en la meditación?
R: Hay muchos obstáculos en esta práctica; la mente nos sabotea y se resiste y empiezan los argumentos de que la meditación no sirve, que te pone más nervioso e, incluso, que es una pérdida de tiempo. Los obstáculos tenemos que verlos como algo normal, porque nuestra mente se resiste, ya que está acostumbrada a estar agitada y llena de ruido; le incomoda la calma.
Tenemos que adquirir el hábito del silencio y, para ello, hay que encontrar un lugar seguro, en el que se regule la calma. La paciencia y el tiempo son necesarios. A veces son necesarios los cambios si te sientes estancado. Hay varias formas de practicar la meditación: la práctica atencional, generativa y analítica. Puedes pasar de unas a otras.
P: ¿En qué consiste cada una de estas prácticas?
R: La primera familia de la meditación es la atención, que es la del mindfulness, en la que conseguimos calma mental. Después está la familia de las meditaciones generativas, que generan estados resilientes, cultivamos virtudes en nuestra mente; como, por ejemplo, el amor o la compasión. Por último, están las analíticas, que son las que aumentan la comprensión y la sabiduría, porque aprendemos a observar nuestra mente desde un lugar distinto.
Hay muchas formas de meditar, por eso el mindfulness es una de ellas. Requiere que cada persona se ajuste y entre a la práctica que más se ajusta a su momento presente. Por eso, en el libro, hago un programa que recomiendo practicarlo en un orden lógico, pero que puede variar si crees que es lo mejor para ti.
P: ¿Sientes que la meditación ha sido una moda estos últimos años?
R: Hubo un boom, porque los resultados de la ciencia ayudaron a que la meditación se conociera como un instrumento laico y que se experimentaban cambios a las 6 u 8 semanas tras un entrenamiento diario.
La práctica continua no requiere del entusiasmo, sino de un convencimiento de que quieres o que te ayuda tener este estilo de vida; se trata de que empieces a ver la vida con calma y alejar el ruido, la productividad y el estrés. La ansiedad y el piloto automático se han generalizado y creemos que la vida decide por nosotros. La meditación consiste en ser conscientes de que nosotros elegimos hacia dónde dirigir nuestra vida, desde una posición interna más constructiva y resiliente.
