Un ‘hermano mayor’ para la ‘edad del pavo’

«Cuando nos adentramos en la adolescencia, nos quitamos las gafas de ver de niños para empezar a observar el mundo como adultos». Así se refiere la psicóloga Belén Colomina (Xixona, Alicante,1977) a esta etapa vital, «una de las más complejas y a la que menos importancia se suele dar», apunta. Con el objetivo de acompañar a los jóvenes y a sus familias en ese viaje, Colomina ha publicado el libro‘La Adolescencia. Siete Claves para prevenir problemas de conducta’ (Editorial Amat).

Lo ha hecho acompañada del mediático Pedro García Aguado (del programa ‘Hermano Mayor’ de Cuatro), quien firma el prólogo y el capítulo dedicado a las drogoadicciones, en el que aporta su experiencia de superación personal. Juntos han presentado el libro en varias ciudades españolas, con muy buena acogida.

Colomina explica que cinco de esas claves de las que habla están enfocadas a fortalecer el desarrollo sano y natural del adolescente desde el punto de vista psicológico. Para ello, lo primero que debe fomentarse son «los cimientos de una autoestima sana», indica. «Debemos reforzar al adolescente con mensajes positivos y que le ofrezcan una dirección, que no le bloqueen o lo estanquen».

También es crucial la «educación positiva». Esto consiste en trabajar normas y límites, aprender a negociar con los adolescentes, porque «no vale ya la imposición», subraya Colomina. «Eso sólo les lleva a adoptar una rebeldía automática».

Decisiones. «En la adolescencia empezamos a desarrollar ideas propias y el mundo abstracto, un cambio cognitivo, hormonal y físico. Ya no vale lo que dice el padre, sino que el adolescente querrá comprobarlo por sí mismo y decidir con su propio criterio. Esto es positivo pero entraña riesgos porque aún no se tienen los recursos para afrontar situaciones como un adulto. Por eso hay que acompañarles durante el proceso».

Experimentación. «Es una etapa crucial porque a partir de lo que compruebe, el adolescente establecerá su identidad. Está buscando la respuesta a ‘quién soy yo’. Por eso cambia de ‘look’, de estilos de música, de grupos de amigos…Y eso está bien porque necesita experimentar. Pero muchos se quedan estancados o abrumados por el rechazo o las críticas. Entraña muchos riesgos».

Entre los grandes problemas de la adolescencia, la autora destaca la «reactividad» de los adolescentes ante la frustración o la negativa. «Hay jóvenes que, cuando no consiguen algo, echan la culpa al mundo, se bloquean en la rabia acumulada que generan y dejan de luchar por sus sueños».

Por eso es tan importante, apunta, incentivar la conducta proactiva: «ayudarles a comprender que deben seguir adelante, continuar persiguiendo sus sueños, reaccionar ante la adversidad y aumentar la responsabilidad y el esfuerzo».

La cuarta clave que aporta es la gestión de las emociones para conseguir un bienestar emocional. Belén Colomina recuerda que el cerebro está dividido en dos áreas, la lingüística y la emocional no verbal. Por lo tanto, indica, es tan importante prestar atención al contenido de un conflicto como a las emociones que genera. «La adolescencia es una época en la que se vive todo de forma muy exagerada y demostrar la alegría es lo más fácil. Pero debemos enseñarles también a gestionar la rabia, la ira o la tristeza…»

Por último, en este primer bloque, Colomina destaca como crucial conseguir una «comunicación efectiva» entre padres e hijos, imprescindible para resolver realmente los problemas. «Hay veces en las que la comunicación ya no está siendo efectiva porque muchas de las claves cambian. Ya no sirve comunicarnos con nuestro hijos como lo hacíamos cuando eran niños porque en la adolescencia, ellos empiezan a reafirmarse, a cuestionar y a decir “no”».

Estas cinco recomendaciones se complementan con otras dos pensadas para que los padres puedan detectar cuándo sus hijos tienen problemas. Según la psicóloga, hay que distinguir entre la autonomía «sana» del adolescente y la rebeldía. También cuándo se pasa de la tristeza, la rabia o el enfado -que son emociones comprensibles y en cierto modo, necesarias- a la violencia, tanto física como verbal. «Es algo que no podemos tolerar y que debemos prevenir fundamentalmente», asegura.

Según Belén Colomina, escribir un libro teórico «no tenía demasiado sentido». Por eso, lo ha complementado con una parte práctica, en la que se ofrecen tanto ejercicios individuales como grupales o familiares. Y parece que esto gusta mucho.

«El feedback está siendo, hasta ahora muy bueno. Tanto adolescentes como padres se sienten identificados, destacan la fácil lectura, la aplicación práctica de las claves y sobre todo -esto más por los padres- la mirada positiva que ofrece. Todavía podemos hacer algo, no está todo perdido y tenemos herramientas para seguir acompañando a nuestros hijos en la que seguramente será la etapa más complicada de sus vidas».

Artículo publicado en El Mundo el 15/02/2015

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